El Negro fue y se compró un traje nuevo, livianito, bien de verano.
Fue y se compró un perfume. Lavanda.
Fue y compró un ramo de flores.
Se peinó.
Ya ni se acordaba cómo hacerse el nudo de la corbata.
Tomó valor.
Se miró al espejo, después de tanto tiempo. Se miró al espejo, un rato largo. A los ojos.
Chin chin.
Siempre a los ojos.
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